7 de junio de 2015

Puella Magi Madoka Magica - Episodio 1

夢の中で会った、ような…

Cualquiera que se acerque a Madoka Magica desde fuera podría pensar que va a ver una arquetípica serie de Magical Girls, el famoso género de las chicas brujitas que se ha convertido en una de las expresiones más intensas del "girl power" en Japón. Los trajes de las protagonistas en la portada del Blu-ray y el estilo dulce del diseño de personajes, así parece anunciarlo. Sólo los sofisticados esquemas de color parecen sugerir algo más maduro. ¿Cómo de revolucionaria será esta serie para el género? 

El comienzo de la serie parece ser un gran guiño a Sailor Moon, el clásico moderno del género creado por Naoko Takeuchi. Ambas series comienzan con las protagonistas despertando en su casa un día cualquiera de escuela, rodeadas de su familia, y en ambas tenemos también un gato que otorga poderes a las jóvenes protagonistas. Sin embargo, el tono de comedia de Sailor Moon deja paso a un ambiente opresivo y onírico en Madoka Magica. Los primeros segundos de la serie son del inquietante sueño que Madoka está teniendo. Un sueño en el que ella junto con otras chicas que aparentan tener poderes luchan contra un temible enemigo. Ya en estos primeros compases vemos que la expresión en pantalla y el estilo del director deben más al dramatismo de Evangelion que a cualquier serie anterior de Magical Girls. Se nota que hay ganas de jugar con nuevas cartas no vistas anteriormente en este tipo de universos.
Inquietante escena de apertura de la serie, el primer sueño de Madoka.
Madoka es una niña normal tirando a tímida que vive feliz con sus padres y su hermano menor. Se comunica mucho con ellos, especialmente con su madre, que es una ambiciosa mujer de carrera. Madoka es tímida pero alegre, y tiene dos buenas amigas, Sayaka y Hitomi, con las que va a la escuela. La primera sorpresa la tenemos cuando Homura Akemi, una de las chicas que Madoka vio en su sueño, aparece en la escuela y, con aires dramáticos y misteriosos, plantea a Madoka, a la que parece ya conocer, que si no quiere perder todo lo que tiene, su familia, sus amigos, debe evitar un cambio brusco en su vida.

Desde el principio queda claro que Madoka se lleva muy bien con su madre y sus amigas.
Con la aparición de la intrigante Homura Akemi comienza la acción.
El misterio se desvelará ese mismo día por la tarde: un ser gatuno llamado Kyubey está siendo atacado por Homura cerca de un centro comercial donde Sayaka y Madoka han ido a pasar un rato. Homura parece ser una chica mágica, una "puella magi" como se las define en esta serie, y cuando Sayaka defiende a Kyubey, una rival de Homura llamada Mami Tomoe, de espectacular figura y largo pelo rubio, aparece para proteger a las chicas. Homura decide no plantar cara y se retira.
A continuación será Mami la encargada de introducir a Sayaka y Madoka en el mundo de las puella magi. Les ofrece entablar con ellas un contrato en el que recibirán cualquier deseo que pidan a cambio de dedicarse a luchar contra las malignas brujas como puellas magi.

La serie parece tener un ritmo calmado pero en realidad se han introducido ya bastantes elementos muy interesantes de analizar. El primero es la importancia de las relaciones entre los personajes. No hay comedia ni chistes aquí. El interés es puramente dramático, quieren que entendamos las relaciones entre los personajes y el peso emocional de dichas relaciones en ellos. Las motivaciones profesionales de la mamá de Madoka, por ejemplo, o la camaradería del grupo de amigas del colegio. El otro elemento de interés es que no hay una clara distinción de amigos y enemigos: dentro del mundo de las puellas magi no todo es buen rollo y amistad. Hay grandes rivalidades como la que hay entre Homura y Mami,  de momento sin explicar pero que pinta ser un elemento condenado a cobrar mucha más importancia en episodios futuros.

Las noches de Madoka Magica: primera noche

El jueves 11 de junio los amigos de Espai Daruma hacen un evento especial en sus cuarteles generales en Barcelona. Atención al programa:

Día: Jueves 11 de junio de 2015.
Lugar: Espai Daruma. Barcelona.
Hora: 18:00h

18:00h. Mesa redonda “El Girl Power japonés” a cargo de Oriol Estrada y con la participación de: Annabel Espada (Norma Editorial), Max Plaza (Ramen Para Dos), Genis Puig (Misión Tokyo) y Manu Guerrero (SelectaVisión).
19:00h. Proyección “Madoka Magica The Movie – Rebellion” doblada al castellano.
21:00h. Entrega de un descuento de 5€ para canjear por la compra en DVD o Blu-ray de la película “Madoka Magica The Movie – Rebellion” que saldrá a la venta el próximo 8 de Julio. Este cupón sólo se podrá canjear por la compra de la película en el propio Espai Daruma, la cual podréis obtener 1 semana antes de su salida a la venta.
21:10h. Sorteo de 10 series completas de “Madoka Magica” en DVD y Blu-ray entre todos los asistentes.

Y además, tendremos una mini-exposición de figuras y del “poster book” editado en exclusiva para la “Comic Market 84” y que podías conseguir junto al “Advanced Ticket” de la película.

¿Verdad que suena bien? Yo creo que suena genial. Este es exactamente el tipo de eventos que fomentan de verdad la expectación y un mayor entendimiento de la cultura del anime en nuestro país, con divulgación en contexto y con gente que sabe muy bien de lo que habla. 

Pues bien, como estamos viendo a quién tenemos que matar para conseguir colarnos, he pensado en celebrar y promocionar esta loable iniciativa organizando en Twitter a través de nuestra cuenta de Rainbow Entertainment un visionado colectivo de la serie de 2011 Puella Magi Madoka Magica a razón de 3 episodios por noche (hashtag #3Madokasxdía). Esta noche ya hemos visto los tres primeros, y os iremos dejando nuestras impresiones por aquí.

12 de marzo de 2015

Venus Wars en grupo (12 de marzo de 2015)

Podría estar escribiendo sobre Yoshikazu Yasuhiko todo el día, aunque preferiría leerle, verle o mirarle. No me refiero a él, aunque tampoco me importaría mucho, especialmente si fuera en vivo y pudiera charlar con él, sino a sus películas, cómics y dibujos. Aunque sin querer lo intente en este texto, no sé si podría explicar bien por qué me gusta tanto: lo primero que haría sería reproducir el vídeo o abrir la página y simplemente señalar con el dedo. Yas (abreviatura con la que firma) no ha sido el animador de más empaque de su generación, mérito que seguramente corresponda a Hayao Miyazaki, pero viendo la categoría de obras en las que participó donde la animación dependió de su pluma, con Mobile Suit Gundam a la cabeza, no me cabe duda de que ha sido el más carismático y uno de los más influyentes. La abrumadora calidad de sus obras de manga ha ido en la dirección opuesta al éxito de sus ventas... a no ser que obviemos su último y más rotundamente popular creación, Gundam The Origin, de cuya traducción al castellano para Norma Editorial he tenido el orgullo de ocuparme en sus últimos cinco volumenes. Es un artista polarizador, incluso entre sus más fervorosos defensores, pero es imposible imaginar cómo hubieran sido las tres últimas décadas de manga y anime en el mundo si Yas no hubiera existido. Hoy escribo sobre Yoshikazu Yasuhiko porque gracias a Twitter, a Marc Bernabé (@marcbernabe) y a muchos otros amigos en esa red social vamos a poder organizar otro visionado colectivo de un largo de anime de los ochenta: hace pocas semanas vimos Wings of Honneamise y ahora le llega el turno al que parecía que iba a ser el último trabajo de animación de Yas: Venus Wars, de 1989.

Bastante antes de que internet abriera el mundo al mundo, allá por 1991, entré en contacto consciente con Yoshikazu Yasuhiko por primera vez gracias a la edición en inglés del manga original de Venus Wars obra del propio autor que publicó la editorial norteamericana Dark Horse. Creo que entonces la palabra “Gundam” aún no había entrado en mi cerebro. Lo más probable es que a pesar del impacto que había supuesto la figura de Katsuhiro Otomo con su cómic y anime de Akira, tampoco se me hubiera ocurrido plantear la posibilidad de que más personas que dibujan manga participaran también en la creación de animación. Tuve suerte de haber podido basar mi educación básica sobre manga y anime en el sólido capítulo sobre Japón aparecido en la enciclopedia de los cómics de Josep Toutain en lugar de en los fanzines y revistas “informativas” que hacíamos los fans en la época. Al respecto de estas, “cuadernos de hipótesis y deseos sobre lo poco que sabemos del manga y el anime” sería un buen modo de describirlas, al menos en los comienzos. Lo cierto es que fue mucho antes de estas, al empezar a abarcar la inmensidad tras las imágenes televisivas animadas e impresas venidas del Japón que me obsesionan desde que tengo uso de razón, cuando desarrollé un entendimiento sobre la diferenciación entre los señores y señoras que dibujan cómics para editarlos en papel y los que animan dibujos en acetato para filmarlos. Oh, cuánto me habría sorprendido saber entonces que sí existían varias figuras como la de Otomo que sobresalían en ambos campos. Yoshikazu Yasuhiko era una de ellas: una prueba más de hasta qué punto el talento puede truncar el método y saltar de plano, o más bien abarcar varios planos en un sólo talento, o visto de otro modo, de lo mágico que era ser fan de algo marginal cuando las fotocopiadoras eran el cénit de la tecnología de la información. Pero para variar estoy yéndome por las ramas.

Tras ser serializado desde 1987 hasta 1990 en Japón en las páginas de Nora, una revista de la relativamente modesta editorial Gakken, el manga de Venus Wars llegó en 1991 a Estados Unidos en condiciones muy diferentes al boom del anime que en la época vivíamos en España con el auge de la televisión autonómica y privada. Allí, gracias en gran parte al empuje y trabajo del malogrado titán Toren Smith, Dark Horse decidió publicar el que entonces era el cómic más actual del autor, encumbrado en los círculos de "anime fans" estadounidenses después de que en los 70 una serie de animes de ciencia ficción y robots empezando por Yamato y culminando en Gundam hicieran estragos en los grandes clubs de anime de las costas, que comenzaron nutriéndose de vídeos caseros grabados en Japón y Hawaii y que se solaparon con la avidez de los compradores de juguetes robóticos fabricados e importados por Bandai en Estados Unidos durante los 80. Volviendo a casa a principios de los 90, y con el limitado rango de obras de calibre disponible entonces en España, me juego el cuello a que muchos de los que vimos por primera vez a Yoshikazu Yasuhiko en acción en los cómics de Venus Wars de Dark Horse tras gastarnos cantidades demasiado grandes importando unos pocos cuadernos a través de los pedidos de Advance que llevaba a cabo librerías como Gigamesh en Barcelona, nos frotamos los ojos creyendo estar frente a una especie de versión supervitaminada y resueltísima de las formas y texturas que habíamos visto por primera vez expresadas en las líneas de Haruhiko Mikimoto en su trabajo para la película de Macross que llevaba algunos años en el videoclub editada por Chiqui Video y que gente como yo habíamos memorizado hasta el último plano. Poco sospechábamos que en realidad estábamos viendo las sombras al fondo de la caverna: había sido la ubicuidad del arte de Yasuhiko en el anime de los 70 la que había dado engendrado la orgánica pero rotunda delicadeza de Mikimoto en los 80. Con ese primer vistazo quedaba además claro que las dimensiones de la historia narrada y la ambición y composición visual de su mundo podían rivalizar con el único creador y creación que a un nivel de técnica y experiencia aparentaban poder hacerle sombra: de nuevo Otomo y su Akira. Poco hará falta explicar que en Europa, al precio que iban los cuadernos americanos importados, sólo los millonarios pudieron enterarse de la trama completa de Venus Wars. Al menos, hasta que Granata Press la publicara en un formato mucho más asequible en Italia a partir de 1992 y hasta que la propia película animada llegara en VHS a España de la mano de Manga Vídeo unos pocos años más tarde.

Como suele ocurrir, comparar la obra original con la adaptación animada suele ser un ejercicio muy placentero. Una de las diferencias más jugosas está en los diseños mecánicos. En el manga original de Yasuhiko el material militar como tanques y motos estaba basado en gran parte en armamento ya existente en el mundo real, pero al adaptar Venus Wars al anime y contar con las aportaciones de Hirotoshi Sano como director de animación de mecánica y de Makoto Kobayashi (no confundir con el homónimo dibujante de What's Michael) como diseñador de mecánica, esta área fue remozada en profundidad. La otra gran diferencia con respecto al cómic, que abarca mucho más contenido, es la introducción de un personaje nuevo en la película, la periodista terrestre Susan Sommers, como figura de identificación para los espectadores en su primera exposición a la cultura venusiana. No quiero revelar nada de la historia, eso lo disfrutaremos en directo durante el visionado colectivo, pero me sentiré satisfecho si aunque sólo sea una persona de entre nosotros, además de una emocionante y compleja narrativa animada de ciencia ficción creada por un artista obsesionado con e influenciado por la historia y la historiografía, percibe la ambición de un creador completo en su esplendor... y en el que podría haber sido su canto del cisne animado. Porque tras haber adaptado ya al menos una de sus obras de viñeta a largometraje de animación (Arion) y con el relativamente decepcionante resultado del filme de Venus Wars en las salas, Yoshikazu decidió que en adelante dedicaría el resto de su carrera profesional a realizar cómics e ilustraciones de forma unilateral y a su propio ritmo, algo que mantuvo durante décadas... claro está, hasta que Sunrise le propuso hace menos de dos años dirigir la adaptación animada de Gundam The Origin, que se estrenó hace pocos días, pero eso es ya otra historia...


19 de febrero de 2015

Wings of Honneamise en grupo (19 de febrero de 2015)

La historia es sencilla: la semana pasada Marc Bernabé (@marcbernabe) comentó por Twitter que le apetecía revisitar el épico largometraje de Gainax, Wings of Honneamise, y aprovechando que llevo años queriendo hacer precisamente lo mismo, enseguida le propuse un "groupwatch" o visionado colectivo usando el hashtag #Honneamise2015 al que está invitado todo el mundo. Marc tiene muchos seguidores así que parece que hay un buen número de gente redifundiendo los datos y deseosos de que nos metamos todos a verla a la vez. Yo he participado ya en varios visionados colectivos de estos y es algo realmente interesante, así que he pensado que esta era una buena oportunidad para que muchos de vosotros podáis conocer algunos aspectos acerca de esta película tan especial.

 La segunda década de los ochenta fue una especie de vergel en largometrajes de anime poseedores de una calidad técnica y creativa tan deslumbrante que para muchos, entre los que me incluyo, representan una época casi insuperable. Arion de Yoshikazu Yasuhiko y Laputa de Miyazaki en 1986, Honneamise no Tsubasa de Hiroyuki Yamaga en 1987, terminando con Akira de Otomo, Gundam: Char’s Counterattack de Yoshiyuki Tomino, Totoro de Miyazaki y La tumba de las luciérnagas de Isao Takahata en 1988... en fin, un trienio como para olvidarlo. Sin embargo, la película que hoy nos ocupa es con mucho la menos recordada y célebre de todas, aunque su estatus en la industria del anime es casi legendario...


Una de las cosas más llamativas sobre Honneamise es que estamos hablando del trabajo de DEBUT tanto de Gainax como de su director y guionista, Hiroyuki Yamaga. No es un proyecto de madurez realizado tras un periodo de crecimiento, por mucho que su calidad y ambición nos puedan hacer creer lo contrario. Es la explosión inicial de energía juvenil de algunos de los artistas fans del anime y la fantasía más fervorosos y talentosos del país... A LOS QUE NADIE CONOCÍA. Sí, es cierto que el grupo de Yamaga ya había realizado los cortos animados de la convención de ciencia ficción DAICON, pero nada más que se conozca. Precisamente fue la pasión de los fans que aplaudieron estos cortos la que animó al grupo de amigos, del que formaba parte Hideaki Anno, a seguir unido y a seguir creando anime. Y hete aquí que deciden hacer una demostración de sus capacidades: cuatro minutos de lo que sería Honneamise, todo bajo la dirección de Yamaga, que en 1984 se cogió el tren a Tokio y se plantó en las oficinas de Bandai con 21 años recién cumplidos, la demo bajo el brazo y una propuesta, dispuesto a salir de allí con un encargo pagado para crear el primer anime profesional que permitiría a sus amigos fundar Gainax.

Corría la primera mitad de los 80, y el dominio de Gundam sobre el fandom de ciencia ficción en Japón era absoluto. El plato fuerte de la propuesta de Yamaga a Bandai era animar una OVA de Gundam, pero la juguetera, que comenzaba entonces a desarrollar su negocio de creación audiovisual, rechazó la oferta de dejar a un puñado de novatos imberbes animar una historia para su gallina de los huevos de oro. El cómo y el porqué de esta OVA de Gundam jamás realizada por Gainax dan para mucho, así que os lo cuento otro día. Sin embargo, lo importante es que la reunión terminó de forma positiva e inesperada para Yamaga: Bandai aceptó rascarse el bolsillo para que el estudio expandiera el material de la demo (que estaba planteada como una OVA de 1 episodio y unos meros 40 millones de yenes de presupuesto) hasta formar un largometraje original que terminó costando, publicidad incluída, la friolera de 800 millones de yenes, que contó con diseño de personajes de Yoshiyuki Sadamoto, dirección de animación del propio Hideaki Anno y Yuji Moriyama, banda sonora de Ryuichi Sakamoto... y que se llegó a estrenar en Estados Unidos. 


Considerando la competencia que tuvo en su época, no puede decirse que el estreno de esta superproducción fuera un éxito, más bien todo lo contrario. Sin embargo, la trayectoria de venta de LaserDisc, videos domésticos y más tarde DVDs y Blu-Rays de la película fue muy positiva, de modo que año tras año, Bandai consiguió ir recuperando su inversión, cosa que se completó quince años después del estreno. Sin embargo, los tres años extenuantes que costaron su producción dejaron a Gainax en números rojos, y su siguiente proyecto, Gunbuster, el que fuera su primer gran éxito internacional, fue diseñado casi en exclusiva para tapar los agujeros dejados por Honneamise.

No he mencionado nada del contenido de la película, y no voy a hacerlo, para evitar espoilear: que Honneamise hable por sí sola. Pero debéis saber que en 2013 Yamaga anunció que sus largamente pospuestos planes de desarrollar una secuela habían sido resucitados. Por si os quedáis con ganas de más. De momento nos quedamos con este hito, que siempre viene bien revisitar de tanto en cuanto para no olvidar nunca la fuerza que puede llegar a tener este medio.