15 de septiembre de 2009

Max en Tokio (II)

No por añeja, que ya tiene varios meses, ha perdido alicientes la charla a tres bandas que tuvo lugar entre Kosei Ono (crítico cultural), Kotobuki Shiriagari (dibujante de manga) y Max (dibujante de cómics) durante la presentación de éste último que tuvo lugar en el Instituto Cervantes de Tokio a principios de verano. Como calientabutacas de aquel evento, y tras verme por fín con ganas y tiempo de terminar la transcripción, ha recaído en mí el privilegio de relatarla en exclusiva para los lectores de Mumu Magazine.

Max y Kotobuki Shiriagari durante el evento en cuestión.
La foto ha sido vílmente robada de la web de este último.

Tras los cuarenta minutos en los que Max presentó su obra y su motivación como historietista, añadiendo un poco de su vida y milagros, el primer comentario salió de la boca de Shiriagari. "Esto es arte, y no lo que hacemos nosotros, que es un producto." Lo adornó un poco más, pero vino a decir esto. Se entreveía un cierto sentimiento de vergüenza, como el que podría sentir un hermano Farrelly que se ve obligado a comentar después de que Kiarostami haya presentado su cine durante cuarenta minutos. Cabe mencionar que Shiriagari es un dibujante que opera fuera de los márgenes del comercialismo rampante y hace un manga mucho más sujeto a un criterio creativo propio que el producto de laboratorio que abarrota Shonen Jumps y derivados. Digámoslo así: si en lugar de Kotobuki Shiriagari hubieran sentado a Masashi Kishimoto, en lugar del hermano Farrelly estaría Michael Bay.

Los conceptos de márketing estan a la orden del día cuando se crea manga en Japón, advierte Shiriagari. El "branding" importa mucho más que la expresión individual del autor. Max intenta atajar el harakiri mencionando las profundas y ancestrales diferencias culturales entre Japón y España como explicación-excusa ("explusa").

Kosei Ono, que es un señor tirando a mayor, cuenta la primera batallita de la tarde noche. Dice que en el 92 conoció a Jose María Berenguer, jerifalte de La Cúpula en Barcelona, y a Mariscal, ambos comiqueros jipis. Yoshihiro Tatsumi ya se publicaba en castellano, y yo creo recordar que por aquella época se publicó el Especial Japón de El Víbora, así que a lo mejor la fecha no está desencaminada. Ono menciona la cultura hippy como elemento de conexión entre el cómic español y pioneros de Estados Unidos como Robert Crumb, el cual ha sido mentado a rabiar por Max durante su presentación. Shiriagari, ocultando perfectamente su desprecio hacia la diosificación de lo occidental a la que atufa el discurso de Ono, menciona que Japón también tuvo su revista de manga hippy-underground, Garo, que surgió como alternativa avant-garde al explosivo éxito del que gozaba el manga en los sesenta. Ono se va por peteneras y dice que en Japón no hubo avant-garde así en general, es decir, que el arte japonés no hubo un influjo experimental como el que hubo en otros paises.

Max, en un intento de reconducir o mediar, hizo lo que había ido a hacer: hablar de sus cómics. Comenta que cuando empezó, desarrollar un estilo gráfico que conectara con el underground norteamericano ejemplificado por Crumb fué su máxima motivación, mucho más que contar buenas historias. Pero que con el tiempo, el dibujo ha ido perdiendo importancia en su obra proporcionalmente a la que ha ido ganando la historia. Se habla entonces de cómo respetados artistas como Crumb no venden realmente mucho. Nombres comienzan a flotar en la conversación. Hergé. Spiegelman. Ware. En cuanto se menciona Spiegelman, Ono recuerda a todo el mundo que la edición japonesa de Maus la ha traducido él.

Se habla de Jimmy Corrigan (la novela gráfica) y de la intensidad de su humor negro, y Ono dice que en Japón no se hace humor negro. Shiriagari puntualiza: se hace, poco pero se hace, y también en otros medios que no son cómic, aunque el ejemplo de mala leche y acidez (humor gris, quizá) que primero le viene a la mente es la obra de un historietista, uno de los más grandes del Japón. El inimitable Fujio Akatsuka.

Siguiendo con el tema del humor negro, y recordando el corto animado de Bardín que se ha proyectado como colofón de la presentación de Max, el autor reflexiona sobre esa relación con la muerte tan especial que tiene España y su arte, poniendo a Goya, Buñuel y Dalí como ejemplos sobresalientes que experimentaron con esa negritud. El surrealismo de los últimos es uno de los puntos que más enciende a Max. "El surrealismo lo cuestiona todo, el arte y la vida. El arte abstracto ni siquiera cuestiona. Tan solo influencia la membrana del arte popular pero no lo pone en tela de juício. Yo no soy surrealista, pero parodio el surrealismo, me apropio un poco de él. Me gusta observar la realidad desde diferentes ángulos."

La conversación, que no dejó de tener cierto interés hasta el tranquilo final, comenzó a partir de aquí a diluírse y dejé de tomar notas, pero se nos regalaron los oídos con las siguientes perlas.

Kosei Ono: El cómic occidental es como la comida, complejo, con muchos sabores y preparación meticulosa. El japonés es crudo y rápido de preparar, como el sushi.

Max: Los historietistas extranjeros gastamos mucho tiempo y nos entretenemos a la hora de crear cómic. Quizá demasiado.

Max: El premio Nacional del Cómic tiene una dotación económica; Kotobuki Shiriagari: En Japón, si ganas un premio sólo te dan un papel.

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Max es un hacha. Una hecha de cortante y genial brisa mediterranea. Vuelve pronto por Tokio, por favor. Te necesitamos. Adios y hasta pronto.

Luis Alis

PD: Kotobuki Shiriagari hizo mención de la velada en su blog, aquí mismo.

5 comentarios:

Mauro dijo...

Gracias por el relato. Me preguntaba cómo habría sido alguno de los bolos de Max en su gira por Asia y con este post uno se hace la idea perfectamente.

Luis Alis dijo...

Pues de nada y me alegro de que te haya gustado la croniquilla. Ahora te toca a tí hacer gira asiática.:)

El Fan Nº1 dijo...

Échale un vistazo a esto:
http://www.youtube.com/watch?v=zGFIZeh0vss&feature=player_embedded

max dijo...

Luís, gracias por esta atinada crónica. Yo estaba tan nervioso y me sentía tan en "territorio extraño" que, la verdad, ni siquiera guardaba un recuerdo claro de lo que allí se dijo. Un saludo

Luis Alis dijo...

¡Pues se te veía la mar de tranquilo! Ja ja. Me alegro de que te haya servido. Espero que te fuera muy bien el resto de la gira. Un saludo gordo.